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Capitulo decimo
dela carauela que llamaron de las tauiras por el caſo maravilloſo que aqui ſera contado, que obro dios y ſu glorioſa Madre por eſtas mugeres y otras perſonas que en eſte naufragio ſe hallaron.
El año de mill ι quinientos ι diez y nueue partio vna carauela de la cibdad ι puerto de ſancta maria del antigua del Darien, que es en la tierra firme en el golfo de Uraba en la gouernacion de Caſtilla del oro para venir a eſtas yſlas. E atraueſando eſte golfo dio le muy grande tormenta y forçoſamente corrio la buelta de la Yſla fernandina o de Cuba; y muchas vezes ſe vieron ſorbidos de las ondas de la mar ι q̃ ſi anegados, ι tantas la madre de dios los ſaco de debaxo del agua. Ella qual cõ muchas lagrimas ι deuocion todos los que alli yuã ſe encomendauan con grandes bozes y gemidos, como perſonas que tan cerca ſe veyã de la muerte. En eſta carauela yuan dos mugeres que ſe llamauan las Taviras: ι otras perſonas: pero deſtas en eſpecial; ſegun los que alli se hailaron dixeron; fueron muchas ſus lagrimas: y de todos generalmente. E vieron diablos muy fieros y eſpãtables pueſtos a la proa y popa de la nao: ι oyeron en el ayre que dezia vno dellos. "Tuerce la via", como que deuiera otro tal eſtar ſobre el timon gouernalle dando eſtoruo a la ſaluacion de aqueſta gente para que ſe anegaſſen: el qual reſpondio. "No puedo." Y deſde a poco oyeron otra boz que dezia. "Echala a fondo: anegala:" ι reſpondio otra vez diziendo. "No puedo, no puedo," ι torno a replicar el que pareſcia que mandaua. "Por que no puedes:" ι aq̃lla maldita boz dixo. "No puedo q̃ va aq̓ la d̓ Guadalupe." Eſtonces fue tan grãde el alarido ι lagrimas de todos aquellos pecadores chriſtianos; llamando a nueſtra ſeñora de Guadalupe: y encomendando ſe a ella; que pareſcio que abrian el ayre ι llegauan al cielo sus clamores. ι aſſi fue ello; porque en
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aquel paſſo yua el navio ya muy cerca de tierra; o junto a ella; penſado todos que ſe hauia de hazer mill pedaços en aquella coſta braua; ι vino vna ola muy ſin comparacion alta ι mayor que las otras: ι por encima de los roquedos de la coſta brava leuanto la carauela y la echo en tierra mas de cient paſſos fuera del agua, ſin que perſona de todos los que en el nauio eſtauan peligraſſe, ni murieſſe. E aſſi miragloſamente los libro dios, a interceſſion de ſu glorioſa Madre del peligro de la mar y del Diablo.
Y en eſto aueys de ſaber otro miſterio; que en la miſma Carauela yua vn hombre que venia de tierra firme con la demanda dela limoſna de nueſtra ſeñora de Guadalupe: el qual yo vi ι conoſci alla. E por eſto tal juzgareys los miſterios y particulares ι muy ſeñalados miraglos de nueſtra ſeñora de Guadalupe: Ella qual ſe votaron los mas que yuan en aquel nauio. E a aquel queſtor ι a las mugeres llamadas las Taviras conoſci yo. E aqui en eſta cibdad de ſancto Domingo eſta el licenciado Alonſo çuaço: que es vno delos oydores que ſu Mageſtad tiene en ſu real audiencia real: que ſe hallo a la ſazon, gouernando el la miſma yſla de Cuba: que dize auer oydo lo que es dicho a aquellas mugeres ι al queſtor ι a otros muchos que en eſte naufragio ι tormenta ſe hallaron y eſcaparon en aquella yſla de la forma que aqui es eſcripto; deſpues de les auer la tormenta rompido los arboles y entenas: ι auer les hecho alijar y echar a la mar la mayor parte de quanto en el navio trayan: ι viniendo abierto ι haziendo tanta agua que la mayor parte del yua anegada: ι afirmauan que veyan venir unos peſcados como grandes toñinas o delfines: ι aſian con los dientes de las cintas de la Carauela; que ſon aquellas tablas con que ſe cubren las coſturas o junturas de los nauios ι deſegauan ι arrincauan: ι por alli les entraua tanta agua que no ſe podian valer, ni fuera poſſible ſaluar ſe; ſino miragloſamẽte y con el fauor de la madre de dios.
Intitule eſte naufragio o capitulo decimo, de la Carauela de las Taviras: porque aun quel nauio
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no era ſuyo: eſtas dos mugeres erã hermanas: y los que alli ſe hallaron loauã mucho ſus lagrimas y deuocion: y dezian todos ι creyan que auian ſeydo mucha parte con dios y con nueſtra ſeñora para el ſocorro diuino que ſe les dio para que ſe ſaluaſſen: de lo qual ſe ha de notar como tiene dios cuydado de oyr ι amparar los pecadores y que no mira a las culpas ι pecados nueſtros: porque aun que eſtas mugeres no eran tenidas en tanta eſtima; que penſaſſen antes deſto q̃ de ſu deuocion auia de reſultar parte deſtas mercedes que dios les hizo, como ſu manjar es coraçones: y el mejor que nadie los conoſce: y entiẽde quales el juſto o el mas pecador; todos los que alli ſe hallaron las loauã y penſabã auer ſeydo como he dicho oydas de dios y de ſu glorioſa Madre para los eſcapar de tan ſeñalado trance ι peligro: ι aſſi pareſcia que cada qual traya en el coraçon eſcripto vna afirmatiua aficion ι obligacion a eſtas mugeres para les ſer ſiempre en cargo. Ver la Carauela donde quedo fuera ι tan apartada del agua; ι tales roquedos entre ella y la mar era pues otra coſa de mucha admiracion: y que ſin miſterio ι poder de dios era impoſſible ſalir ella del agua por aquella parte, ſino por la mano de aquel a quien no ay coſa impoſſible.